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Traumatología y ortopedia

Unidad de pie y tobillo

Los pies y los tobillos son algunas de las áreas más complejas y constantemente impactadas del cuerpo humano. El daño a cualquiera de estas estructuras puede causar dolor o afectar su capacidad para pararse, caminar o mantener el equilibrio. Es fundamental recibir la atención y la rehabilitación adecuadas para recuperar la movilidad y el movimiento. Es muy importante contar con un traumatólogo especialista en pie.

Principales patologías de la unidad del pie

01.

Hallux Valgus:
Antes de la cirugía, se realizarán exámenes médicos y pruebas de diagnóstico para evaluar el estado de la articulación de la cadera. Esto puede incluir radiografías, resonancias magnéticas u otras imágenes médicas.

02.

Hallux Rigidus:
Se forma una artrosis (desgaste) en la base del dedo gordo, pero el dedo no se desvía.

03.

Dedo en martillo:
Los dedos pequeños del pié se retraen como un acordeón y su parte superior roza con el calzado.

04.

Osteocondrosis y artrosis del pié y el tobillo:
Se deterioran las articulaciones del tobillo o entre los huesos del pié como secuela de una fractura o por el desgaste por el paso normal de la vida.

05.

Fascitis plantar:
Se inflama el arranque en el talón del ligamento que mantiene el arco del pié (espolón), provocado por sobrecarga de ese ligamento por tener pies caros o pos carga de pesos o por pasar muchas horas de pié.

Unidad de pie y tobillo
Técnicas

Artroscopia de pié y tobillo:
La artroscopia se utiliza para tratar lesiones del cartílago, de los ligamentos o de los huesos del tobillo o del pié. Para la operación, se empleará anestesia locorregional (de rodilla o de tobillo para abajo).
Se trata de una cirugía mínimamente invasiva ya que se introduce una cámara de vídeo a través de una pequeña incisión del tamaño de un ojal en la articulación afectada para evaluar la lesión y tratarla. Se puede restaurar un ligamento que ha sufrido una o varias lesiones, tratar lesiones del cartílago e incluso mejorar los síntomas de articulaciones con artrosis estabilizándolas.
El paciente en pocas horas podrá volver a su casa, debiendo mantener reposo de la carga y una inmovilización en muchos de los casos.

Cirugía percutánea del dedo en martillo:
Este tipo de cirugía se realizará solo si las articulaciones del dedo cumplen determinadas condiciones. Habitualmente se emplea anestesia locorregional (de rodilla o de tobillo para abajo).
Mediante pequeñas incisiones, se actúa sobre los tendones que perpetúan la deformidad y, a veces, se rebaja la parte de hueso que sobresale provocando roce, heridas y dolor. En ocasiones basta un vendaje simple y en otras hay que mantener la corrección con una aguja provisional. La cirugía se realiza en el día, marchando el paciente a su casa poco tiempo después.
Después de la operación, el paciente sale caminando sobre el pié operado desde que pasa el efecto de la anestesia. La recuperación no se prolonga más allá de 2 meses.

Cirugía mínimamente invasiva (MIS) para el tratamiento del Hallux Valgus:
Esta cirugía se realiza en aquellos casos en que la angulación no es muy grande y los huesos cumplen determinadas condiciones de tamaño. Se emplea habitualmente anestesia locorregional (de rodilla o de tobillo para abajo).
A través de 2 (a veces 3) pequeñas incisiones, se liberan los tendones y se rebajan los abultamientos óseos, logrando la corrección. La cirugía se realiza en el día, marchando el paciente a su casa poco tiempo después.
El postoperatorio es muy llevadero. El paciente puede caminar ya sobre el pié operado desde el momento en que pasa el efecto de la anestesia. La recuperación no se prolonga más allá de 2 o 3 meses.

Cirugía percutánea del tendón de aquiles:
Se utiliza para tratar roturas que cumplen determinadas condiciones, usando habitualmente anestesia locorregional (de rodilla para abajo) en la operación.
A través de pequeñas incisiones a los lados de la rotura, se introducen unos hilos de sutura que, una vez tensados, juntan los extremos rotos del tendón permitiendo su recuperación. Al ser menos agresiva que la técnica clásica (imprescindible en otras ocasiones) permite una recuperación más rápida de la cirugía. El paciente está de alta en su casa en pocas horas, debiendo mantener reposo de la carga y una inmovilización.
Se puede retomar una vida normal en aproximadamente 2-3 meses.

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